Desde que me recuperé de mi accidente y comencé a caminar mi mamá había tenido un sueño recurrente: el de ver entrar a la perra de gasolinera atropellada, infestada de parásitos, famélica y muerta del miedo, que responde al nombre de “Linda” como respuesta a la reacción de la gente al verla durante los primeros meses, en un auditorio lleno de público y de cámaras que puedan mostrar a muchas personas aquello de lo que un ser vivo desahuciado es capaz de conseguir, si se le da la oportunidad.

Y entonces fue cuando me hospitalizaron por un repunte de babesia.

No se lo digan a nadie, pero la verdadera razón de que finalmente viajara a Medellín al V Encuentro Nacional de Bloggers de Viaje fue que mi mamá no se atrevió a dejarme al cuidado de sus compañeros de piso, particularmente al ver los ojos de pánico de Kyra presenciando la lucha de sumo entre una mujer que pretende vaciar 25 ml. de una sustancia viscosa en la garganta de una bestia colmilluda que se revuelve, muerde tanto la jeringa como los dedos que le sujetan las fauces, y se agita esparciendo por toda la sala lo que parece sangre de color rosado.

Los espectáculos de dragones chinos que escupen fuego por la boca son un chiste en comparación con las dramáticas escenas que presenciaron las paredes de nuestra casa antes de salir…

Ante la posibilidad de que acabaran no dándome mis medicinas o, incluso, tener algún incidente doméstico dado que, pese a las apariencias, a la única persona a la que aguanto según qué cosas -aunque solo sea por la práctica que tenemos-, es a mi mamá, decide llevarme.

A las 10 am, tras varios tentativas frustradas por cortes en la llamada, se comunica, por fin, con Avianca.

Tres Chocoramos -y hora y media- después sigue contestando pacientemente todas las preguntas haciendo apuestas acerca del número de veces que tendrá que escuchar «muchas gracias por su amable espera en línea», dudando seriamente que lleguemos a tiempo al aeropuerto.

-Su billete se emitirá en las próximas 4 o 5 horas- le confirman.

-Pero señora, en las próximas 4 o 5 horas espero estar en pantaloneta paseando por Medellín-.

En ese momento la persona que se encuentra limpiando el teléfono quita el enchufe con objeto barrer por debajo de la toma de energía.

A tres horas de volar nos quedamos sin saber si tenemos tiquete o si nos quedaremos en tierra.

El taxista que nos recibe en el aeropuerto José María Córdova de Rionegro (Medellín) constituye uno de tanto ejemplos de coherencia con los que nos cruzamos a diario: mientras, con lágrimas en los ojos, alaba el gran corazón de mi mamá, afirmando que personas como ella merecen el cielo, le pide una propina “voluntaria” por llevar a la mascota… Me recuerda a uno que nos recogió en El Dorado y, en mitad de la ruta, le pidió dinero disque porque tenía asma y no podía llevar un perro:

-Muy barata vende ud. su salud hermano, no tenía que habernos recogido entonces-, le espetó mi mamá solicitándole que nos dejara bajar inmediatamente en mitad de la 26, es decir, en mitad de la autopista.

Por regla general mi mamá es inflexible en ese punto, para el que no entienda: el del aprovechamiento de nuestra situación de vulnerabilidad -o llamémoslo exotismo-, para cobrarnos un suplemento por un servicio que no se encuentra estipulado. Hay suficientes personas sensibles y amables que nos llevan encantadas por el mero hecho de ser una perrita con una dulce y perfectamente educada acompañante.

El día del evento amanezco animada y con ganas de pasear por primera vez en los últimos días. Por otra parte, como ya no tengo que espantar a nadie -ya sé que mi mamá es inflexible-, ingiero mis medicamentos con un juicio que ya querrían para sí muchos bebés. Como, además de inflexible, es extraordinariamente empática, con la agitación de la semana, su sistema inmune acaba al mismo nivel que el mío, por lo que se enferma de gripa y, además, de diarrea.

¡Menos mal que la estrella del evento, la que tiene que interactuar con el resto de compañeros blogueros, posar antes las cámaras, atender a la prensa, y dar la charla, soy yo, que voy recuperando las energías!

Nuestra llegada al Diez Hotel es triunfal… Desde que comencé a escribir había soñado con este momento: el botones nos abre la portezuela del taxi del que descendemos cual estrellas de Hollywood, yo con mi pañoleta rosada, mi mamá con su pañoleta roja; subimos contoneándonos los peldaños de la brillante escalinata de acceso, yo por mi espalda torcida, mi mamá por sus tacones; el elegante uniformado de la puerta nos intercepta para saludarnos respetuosamente; y…

… No nos deja entrar.

Ante la insistencia de mi mamá el guarda de seguridad llama a su superior.

Se repite la misma escena.

El superior de éste llama a otro superior.

Sin perder la sonrisa, las formas y la paciencia -y pensando en lo surrealista que sería que, después de lo que nos costó llegar, acabáramos en la puerta-, explicamos, una y otra vez, el motivo de nuestra presencia.

Cuatro superiores -y media hora- más tarde comparece la directora del Hotel. Una vez que queda convencida de que, además de ser una de las participantes, mi juicio hará palidecer al del resto de los presentes, nos acompaña ella misma, amablemente, hasta la sala.

La primera charla, sobre SEO y plug-ins, ya comenzó. Esta toma de contacto nos sirve para darnos cuenta de que nos encontramos muy a la retaguardia -o llamémoslo, sin eufemismos, en la inopia- en conocimientos y recursos para dar a conocer nuestros blogs. Para que se hagan una idea, hoy todavía no sabemos qué significa SEO. Mi mamá toma notas a toda velocidad, sin comprender lo que está escribiendo, mientras yo sigo las intervenciones desde primera fila medio dormida casi todo el tiempo, para ser del todo sinceros…

… Hasta que hablan mis compañeros:

Conozco al autor del blog de viajes más popular de mi país Viajaxcolombia.com, y a una pareja que lo dejó todo para llegar hasta Alaska en su divertido vehículo: renunciamosyviajamos.com. También asisto, con el corazón en vilo -y cruzando las patas, para desearle suerte-, a la presentación del libro de Jorge Bonilla, El nudo eterno. Ese chico tan simpático materializó uno de sus sueños que coincide con uno de los míos… Quien sabe ¡quizás pueda seguir sus pasos y presentar mi autobiografía en una próxima edición del Turisblog!

Y, por fin, llega el gran momento que todos estaban esperando, la presentación de Linda Guacharaca Milagros Morgan, es decir, la mía:

Al escuchar mi charla, las trabajadoras del Hotel que siguen el evento desde alguno de los televisores instalados fuera, se sienten profundamente conmovidas y tienen un gesto que, deja, a su vez, igualmente conmovida a mi mamá: junto con la amable directora me agasajan con helado de zanahoria y piña para perro proveniente de la exclusiva tienda del hotel. O al menos no intentan, dado que hacerme comer algo que no sea carne tiene los mismos visos de éxito que intentar que salga a la calle bajo la lluvia. Aunque lo olisqueo todo con fruición, para no parecer maleducada.

Casi no puedo entrar y al final del día abandono el Hotel con honores… ¡Gracias, Diez Hotel Medellín, por este gesto tan bonito y a TurisTIC por invitarnos!