¿Dónde consigo tu libro en Cali, Linda?
Como no siempre tendré mis torcidas patas por este barrio que se llama Pan pa’Linda – aunque los bípedos lo escriban Pampa Linda y todavía nadie me haya regalado siquiera una boronita envuelta en una loncha de tocineta-, el viernes fui con mi mamá a dar una vuelta por algunas librerías de la ciudad para ver si los libreros quieren distribuir el primer libro escrito por una perra criolla colombiana.
Después de caminar un rato bajo el sol de las 4 de la tarde mi mamá, que últimamente está algo perezosa, decidió coger un taxi.
Taxista número 1:
-No, no, no- fue su reacción al verme, sacudiendo enérgicamente la cabeza de derecha a izquierda –nada de perros-.
Taxista número 2:
-Nooooo, amiga, que me deja el taxi lleno de pelos.
-No se preocupe, ella viaja a mis pies en el piso, no sube a la silla.
-No, madre, mejor que no.
-Tranquilo, no se preocupe.
El taxista número 3 hizo una peligrosa maniobra marcha atrás al ver a dos damas en apuros, paradas bajo el sol en una esquina… Pero solo había visto a la dama de dos patas ya que, al ver asomar mi telescópica nariz, su entusiasmo se esfumó; igual que el taxi que venía dispuesto a detenerse y que siguió camino al ver la maniobra de su compañero.
En el momento en que mi mamá reactivaba su visión de detección de puntos amarillos en movimiento en el horizonte, una voz la sobresaltó por detrás.
-¿Ud. va con ese perro?- preguntó un chico desde un carro señalándome, mientras yo mantenía mi posición de “firmes” junto a la caneca que me daba un poco de sombra, con la lengua fuera.
-Si.
-¿Para dónde van?
-Al centro comercial Paseo de la Quinta- respondió mi mamá asomándose por la ventanilla para ver que se trataba de una pareja con un cuadrúpedo 10 veces más pequeño que yo.
Segundos más tarde veíamos pasar las calles de Cali desde los cristales de un carro con vidrios ahumados y aire acondicionado. La pareja estaba tan interesada en mi historia y tan admirada por mi juicio sin igual a la hora de viajar en carro, que les regalé un ejemplar de mi libro a modo de agradecimiento.
En el Paseo de la Quinta nos aullaron que la librería “El encuentro” había desaparecido de la faz de la tierra hacía muuuuuuuuuuuuchos años.
Esperando que el resto de informaciones que rastreamos en internet estuvieran actualizadas, cruzamos la calle dispuestas a probar el MIO, que es un bus igual que el Transmilenio de Bogotá…
Nuestro próximo objetivo: las librerías del centro de Cali.
Continuará…

Ay no cada día es una aventura. Mejor dicho …
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En todo caso, Linda y su mami siempre encontrarán en su camino una mano amiga…No hay duda😊. Estoy repitiendo el libro..hermoso💚
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esa interpretación del nombre del barrio me suena a deseos inconscientes! linda!!
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Tienes razón, Silvia… ¡Son deseos del inconsciente, del superyo y míos todos juntos! 😀 😛
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Me divierte leerte Linda. Vives cada choco-aventura con tu mami. Te estaré vigilando, haber en que termina esa mega-maxi-super tarea en Cali.
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Querida Yulissa,
solo te adelanto una cosa, para que no vayas a sufrir un infarto de miocardio… Aunque no lo creas:
¡Logramos llegar a la casa! 😀 😛
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Hola, siguen en Cali?, cómo hago para comprarles un libro….mi whatsapp es 315-2675486
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Querida Laura,
¡gracias por ladrarme! 😀 Te cuento que haré varios eventos en la próxima semana donde podrás conseguirlo y rascarme la barriga 😉 Además lo encuentras en algunas librerías de la ciudad Encuentras toda la info acá: https://www.facebook.com/lindaguacharaca/
Te mando un gran lametón que espero darte pronto perronalmente 😛
Linda
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