Viaja con tu bíped@

La más linda flor…

Pero el debut como artista escritora no acabó ahí…

… Al día siguiente asisto a mi primer tour como bloguera organizado por el Bureau de Medellín sacudiendo, incrédula, el hocico, y pensando en la cara que pondrían aquellas personas que me golpearon y me mantuvieron durante meses echada en una esquina de mi gasolinera de los Llanos sin alimentarme, si me vieran subir en el reluciente carro que llega a buscarnos a nuestra residencia en El Poblado -el barrio más exclusivo de la ciudad-, para pasearnos por algunos de los lugares más bonitos, con la idea de que escriba sobre ellos promocionando, de ese modo, el turismo en la región.

Hay diferentes toures: cultural, gastronómico… Como a nadie se le escapa que a mi mamá lo que más le gusta es estar en el campo, a nosotras nos incluyen en el de naturaleza.

De camino a Santa Elena, con la ciudad de Medellín al fondo
De camino a Santa Elena, con la ciudad de Medellín al fondo

Visitamos la finca silletera Los Girasoles, en la zona de Santa Elena, en lo alto de las montañas. Allá Don Joaquín nos muestra sus cultivos, y su amable mujer nos da un curso intensivo de flora colombiana.

Pero ¿qué es un silletero? Se preguntará toda España, EEUU, Alemania, Italia, Suiza, y parte de Colombia en estos momentos…

No alcancé a concentrarme mucho entre tanto olor a flores pero, por lo que alcancé a entender, se trata de personas que, en el mes de agosto, cortan y pegan el fruto de su cosecha en los círculos gigantes de madera que se cuelgan a la espalda y desfilan, cargados de flores, por la ciudad. Seguro que ninguno de ellos tiene la columna en forma de “S”, como yo, porque si no la silleta seguiría el mismo camino de las alforjas de viaje que me compró mi mamá, y que nunca me pone porque acaban resbalando hasta mi barriga.

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Como saben mi mamá es particularmente proclive a la integración cultural.
Como saben mi mamá es particularmente proclive a la integración cultural.

A continuación visitamos el Metrocable en el parque Arví -un teleférico que sobrevuela algunos de los barrios más deprimidos de Medellín y ofrece excelentes vistas sobre la urbe-. En realidad esto lo sé porque ella lo visitó en otra ocasión y me contó: nosotras acabamos dando un paseo por el bosque a la espera de nuestros acompañantes, ya que no me dejan acceder, incluso diciendo que soy una perra entrenada para avisar si sufre un ataque de epilepsia.

Por último nos llevan a almorzar a un precioso restaurante decorado con zócalos que recrean el mundo de los silleteros, al estilo de los que se encuentran en el pueblo de Guatapé; y a conocer el parque de Santa Elena.

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 Ya de vuelta en Bogotá tuve una pequeña recaída con desánimo, algo de fiebre, y pérdida de apetito. Mi veterinario sospecha que sufro, igual que mi progenitora, del síndrome del eterno viajero, y que mis síntomas remitirán mañana, cuando Jessica venga a recogernos el morral de mi mamá y a mí para ir a buscarla con el carro a la salida de sus clases para iniciar nuestra próxima aventura…

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6 comentarios sobre “La más linda flor…

    1. ¡Si no fuera por lo pesada que fue mi mamá, seguramente yo hoy necesitaría un silletero de esos originales para subir a la Vieja con uds.!

      Gracias por tu aporte a mi cultura general, Jorge 😛

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    1. Si, Annie, fue un placer compartir mi primer día como bloguera invitada contigo y con Tiburoncín.. ¡Y espérate a que siga contando al mundo mis aventuras! 😀

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  1. Hola Linda. Te confieso que siento envidia de la buena, ya que yo no pude visitar un finca silletera en este viaje y creeme que es una de las cosas que he querido hacer. Sigue hablando de las cosas y personas maravillosas que tiene nuestro país desde tu particular mirada. Por favor no le digas a nadie que me enamoré de ti….. eres especial. Te prometo que a partir de ahora miraré de una forma diferente a los animalitos como tu y los trataré con mas respeto y admiración. 😉

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    1. Hola Camarógrafo Téllez,

      muchas gracias por tus palabras. En la próxima visita te llevo entonces a conocer una finca silletera, me imagino que, desde mi último post, me lloverán las invitaciones.

      En cuanto a nuestro amor, lamentablemente es imposible -digo lamentablemente porque a mi también me gustaste mucho-. Hace tiempo que estoy prometida a Pancho un labrador algo maduro pero todavía juguetón, fuerte y muy protector conmigo de una amiga de mi mamá. Sin embargo, si te parece, podemos seguir admirándonos platónicamente en la distancia y, como dices, podrás verme reflejada en los perritos callejeros con los que te cruces en tu camino…

      😛 Un lamentón

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